Muchas veces vemos personas, que en una reunión familiar o de amigos, tienen mucha facilidad de expresar cosas, de hacer reír, de llamar la atención con sus relatos, sus anécdotas, pero puestos en otros ambientes con más público, o rindiendo, o al dar una charla, preparar una reflexión dudan mucho, no se sienten seguros, y es porque quizás solo los nervios les juegan una mala pasada, solo mejorable con un buen entrenamiento, asumiendo cosas en la vivencia diaria de la comunidad, leyendo, consultando, preguntando, charlando, expresando, conociendo reglas y herramientas para mejorar.
Cómo pierde fuerza el mensaje, cómo pierde fuerza lo que queremos transmitir cuando deambulamos con nuestro cuerpo o padecemos al querer expresarnos. Las muletillas son peligrosas a la hora de enviar un mensaje, a la hora de hacer vibrar a un auditorio con la verdad o con los conocimientos que poseo.
La muletilla es una costumbre negativa, que tapa lo que intento expresar, es una cultura que nos limita, es una palabra que usamos de manera común y que está pegado a nuestra manera de expresarnos, es un folclore nocivo, porque empobrece lo que digo, confunde o distrae.
La muletilla es innecesaria, la usamos como un apoyo, como una muleta que nos ayuda, pero en realidad entorpece, nos vuelve limitados, no está dirigida al que nos escucha porque no hay un contenido práctico, el que nos escucha solo ve que no tenemos claro o estudiado el mensaje, que dudamos mientras pensamos la frase o la idea siguiente, solo ve que nos apresuramos a decir la muletilla porque el silencio (muchas veces necesario), lo rellenamos con esas expresiones.
Las causas pueden ser nerviosas, malas costumbres, malos hábitos, inseguridad, pobreza de vocabulario, no haber profundizado el tema, es un pobre recurso que usamos cuando no estamos suficientemente convencidos de lo que hablamos o creemos.
Hay grupos de muletillas, los más comunes son:
.- Las muletillas del cuerpo, falta de una adecuada postura, por ejemplo; rascarse, tocarse partes de la cara, la cabeza, apoyarnos en un escritorio y quedar como en posición cursiva, caminar de manera excesiva, como bailando, incluso algunos hacen pasitos como de cumbia. Otros miran siempre hacia arriba, movimientos de manos con hojas o lapiceras de manera inconexa.
.- Muletillas al hablar, las que usamos en todo momento y que se potencia en una clase, en un auditorio, en una charla. Por ejemplo; “ehhh”, “a ver”, “esteeee”, “o sea”, “es decir”, “viste”…
Al faltar destrezas de comunicación, o al sentirnos inseguros, nerviosos, llenamos esos espacios con estas y otras expresiones, generalmente son pequeñas palabras, incluso algunos suenan a ruidos, a onomatopeyas.
.- Muletillas de los oradores, al tener cierta experiencia o nivel de oratoria, se usan por ejemplo; “se entiende?”, “está claro?”, “evidentemente”, “A ver”.
Son vicios de la oratoria, cubren insuficiencias, y se nota mucho que incluso los silencios largos y mal usados, son muletillas.
Este mal recurso, casi automático es, en la mayoría de las veces, posible de solucionar, porque en el fondo son reflejos nuestros a los que no prestamos atención, y no nos damos cuenta de lo que hacemos y decimos.
Una manera de mejorar nuestro discurso, es grabarnos, hoy, un celular puede darnos esa posibilidad, al escucharnos nos damos cuenta de nuestros defectos, de los vicios orales, cuanto más si nos hacemos un video para ver nuestras muletillas corporales. Ayuda.
La lectura de libros, textos diversos, preparar una exposición, una charla con asesoramiento, nos brindará herramientas para mejorar el vocabulario, conocer nuevas palabras, sinónimos de palabras que usamos, usar el google… tantas herramientas al alcance.
Pero por sobre todo, haciendo práctica en las comunidades en donde perseveramos, ahí es donde vamos mejorando conocimientos, perdiendo miedos, venciendo obstáculos, mejorando posturas, sacando lo mejor de uno y dándonos cuenta que podemos sacar esas potencias dormidas.
Los que lideran las Comunidades deben propiciar estos conocimientos y acercar herramientas o prácticas para superar estas “ayudas” innecesarias.
Siempre ponemos de ejemplo el haber conocido algunas herramientas como la oratoria para poder expresarnos y lo bien que nos fue en un examen, o cuando lo usamos para el diálogo, el acercamiento al otro.
Si practicamos y nos animamos a erradicar también, esas “otras muletillas” que van por dentro,(miedos, inseguridades, prejuicios, hábitos) esos malos hábitos para las cosas diarias, en la familia, por ejemplo. Estas muletas que usamos para evitar expresar sentimientos que nos impiden decir lo mucho que queremos a nuestros familiares o a expresar a un padre lo que queremos hacer de nuestras vidas.
Las muletillas esas, que nos coartan la expresión, la posibilidad de hacernos entender con nuestros seres queridos, que coartan cualquier acercamiento con el prójimo, por eso, necesitamos conocer las debilidades y mejorarlas para que salgan nuestras fortalezas, las potencias dormidas, los talentos, dones y habilidades que tenemos.
Podríamos pensar también esas muletillas que usamos en las cosas de Dios, para justificar la falta de compromiso, de fidelidad, la de cuerpo místico, como la que tenía el hijo pródigo cuando dijo “Dame”, muletilla que la usamos en el trato diario, especialmente con los más queridos, dame tiempo, dame amor, dame espacio… dame. Muletilla que nos posiciona negativamente ante la vida.
VLD
Fuente: Internet.