20100602

PABLO - CREEMOS Y SEGUIMOS A JESÚS CON LA PASIÓN DE SAN PABLO- (Primera Parte)

Comenzamos el Mes de Junio, y en uno de sus días, el 29, celebramos la Fiesta de los Santos San Pedro y San Pablo. Para los Palestristas es una oportunidad para homenajear en primer término a nuestro carismático Líder, y la manera de "Seguir a Jesús con la Pasión de Pablo".
Ese día comenzaremos una serie de actividades comunitarias, pero en esta oportunidad vamos a comenzar el mes con una serie de notas sobre el Apóstol, esperamos sepan acrecentar los conocimientos de San Pablo y compartirlo con todos aquellos que se identifican con el Modo Paulino de Palestra.

En cierta ocasión, una junta de ministros religiosos estaba eligiendo al pastor que debían colocar al frente de una iglesia. A medida que se leían los antecedentes de los candidatos presentados, todos eran rechazados sistemáticamente, uno tras otro, por diferentes motivos, de manera que el comité no terminaba de encontrar al hombre ideal para el puesto.
- Queda algún otro solicitante?, preguntó el presidente.
Entonces un miembro de la junta se levantó y leyó la última propuesta que quedaba:
“Señores, como la sede de la parroquia está vacante, me gustaría solicitar el cargo. He sido misionero por muchos años, y escribí varios libros teológicos y pastorales. Soy buen organizador y he sido líder en la mayoría de los lugares donde estuve. Pero, para ser sincero, no alcancé mucho éxito como predicador. Tengo más de cincuenta años de edad y nunca prediqué en un lugar más de tres años. A veces tuve que abandonar el pueblo porque mi trabajo ocasionaba disturbios y levantamientos. Debo confesar que estuve en la cárcel tres o cuatro veces, y mi salud no es muy buena, aunque todavía puedo hacer cosas.
Las iglesias en las que predique siempre has sido pequeñas, si bien ubicadas en ciudades grandes. Nunca me llevé bien con los líderes religiosos de los sitios donde trabajaba. Algunos incluso llegaron a amenazarme, y hasta me atacaron físicamente. No soy bueno para llevar registros, y se me conoce por olvidarme de los que he bautizado. Pero si me nombran en el cargo, prometo poner todo mi esfuerza parta hacer mejor mi trabajo”.
Cuando el ministro de la junta terminó de leer la solicitud, preguntó al comité:
-¿Que piensan ustedes?
Los otros miembros estaban pasmados. ¿Nombrar a un enfermizo, buscapleitos, distraído, ex presidiario? ¡Había que estar loco para presentar semejante solicitud¡
-¿Quién firma la carta?, preguntaron.
El ministro miró a todos un instante, y sonriendo dijo:
-Esta firmada por Pablo de Tarso.

Una de las figuras más asombrosas, y a la vez fascinantes, del cristianismo primitivo, es sin duda la de San Pablo. Sobre todo por la época tan difícil en la que le tocó vivir.
En aquel entonces, la Iglesia debatía vehementemente la cuestión de si ésta debía seguir siendo una parte del judaísmo tradicional o si, basándose en él, debía defender y buscar su propia identidad e independencia. Pablo, aún siendo judío de nacimiento, y sintiéndose orgulloso de su origen, adoptó la segunda alternativa. Y no solo la aplicó en su experiencia misionera sino que supo traducirla también categorías teológicas, con un discurso tan sólido, que hasta el día de hoy la Iglesia lo tiene como su postura oficial.
Para conocer la personalidad de pablo contamos con una documentación amplia y excepcional. En primer lugar, porque el es autor de gran parte del Nuevo Testamento. De los veintisiete libros que lo componen, trece cartas integran el llamado epistolario paulino, las cuales nos ayudan a reconstruir los rasgos esenciales de su figura y su actuación histórica.
De ellas, siete cartas se reconocen como auténticas es decir, escritas o dictadas directamente por Pablo.
Fuera de estas, existe también otra obra que nos permite recuperar varios datos importantes de su vida, como el libro de los Hechos de los Apóstoles, atribuido a San Lucas. En él, de los 28 capítulos que contiene, al menos 16 están dedicados a Pablo de Tarso.
Hay además varios libros bíblicos, en los que los estudiosos han descubierto cierta influencia paulina, como el Evangelio de San Lucas, la 1ra. Carta de San Pedro, o la Exhortación a los Hebreos, transmitida durante mucho tiempo como escrita por el mismo Pablo.
Finalmente, tenemos una abundante literatura surgida durante los primeros tiempos en la Iglesia, ya sea con su firma, ya sea sobre su persona, que no fueron aceptadas dentro del Nuevo Testamento, y que se conocen como Libros Apócrifos (Del latín apocryphus, y este del griego ἀπόκρυφος; oculto, o también, supuesto).
Todo esto hace que sobre la personalidad de Pablo, podamos recoger más datos que sobre cualquier otra figura de la antigüedad cristiana.
Sin embargo, a pesar de tan abundante bibliografía, su vida está rodeada de enigmas y de misterios, no siempre fáciles de resolver.
Se intenta aclarar algunos de ellos. En el se recogen artículos ya aparecidos en publicaciones anteriores junto con otros inéditos aún, todos los cuales giran en torno a la figura del apóstol de los gentiles.
Cuando uno conoce mas de cerca a Pablo, se encuentra con un ser extraordinario y fantástico, capaz de deslumbrar desde el primer momento. Pero también con un hombre limitado, torturado y afligido por los derroteros que tomaba la Iglesia de su tiempo, así como la eficacia de su propio apostolado. Todo lo cual, nos ayuda a replantearnos nuestra propia vocación y nuestro compromiso con la Iglesia.
Con este fin compartimos los próximos artículos sobre Pablo de Tarso.
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